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Vivimos unos momentos de desequilibrio en nuestra sociedad. La sociedad esta enferma. Como si fuese un ente individual, esta todo el día pensando que las cosas van a ir mal, a peor. No nos decimos como sociedad nada agradable. Solo que estamos mal y que vamos a peor. Eso, si no nos decimos que el mundo esta a punto de acabarse en las próximas semanas.

Imagínate a la sociedad como una red de relaciones, una red de mentes individualizadas que van interaccionando unas con otras y de esa interacción surge un ente que es la sociedad.

Para entender esto bien, imagínate una sociedad como Endesa (la compañía eléctrica) ¿Crees que hay alguien consciente de toda Endesa que la hace posible? No, no lo hay. En Endesa hay seres humanos que interaccionan unos con otros. Uno aprieta tuercas en una central hidroeléctrica, otro hace la contabilidad, otro lleva el periódico a los jefes, otro lee contadores, al final tu le das al interruptor y en tu casa hay luz.

Endesa, como sociedad es el resultado de un proceso evolutivo que comienza cuando en 1875 la Escuela de Ingenieros importó una máquina Gramme y una luz de arco que utilizó para el alumbrado en su gabinete de física. A partir de ahí, poco a poco y a través de un proceso de interacciones humanas y crecimiento natural, hasta que hoy Endesa, como ente organizativo existe y hace posible que tu le des al interruptor y la luz se encienda.

El consejero delegado de Endesa no hace Endesa posible, el consejero delegado habla con el ministro y con otros consejeros y deciden y conocen solo pequeños aspectos de lo que Endesa como interdependencia de acciones de mentes individualizadas es.

De la misma manera que lo es en Endesa, nuestra sociedad es una interdependencia de interacciones de mentes individualizadas y ni un solo pensamiento es tenido sin que actué de forma precisa en ese proceso de interdependencias.

Te cruzas en las escaleras con tu vecino mientras piensas lo imbécil que es. Ese pensamiento a él le llega, sutilmente y quizás de forma inconsciente, pero le llega a través de la mirada, del lenguaje corporal y de muchas otras y más sutiles maneras. Esa influencia a su vez genera una reacción que se expresa cuando tu vecino coge el autobús y se cruza la mirada con el conductor del autobús. Y así, una interacción detrás de la otra surge nuestro entorno social. En ese entorno vivimos la experiencia de la existencia.

Por fin la humanidad se está dando cuenta que tiene que volver su mirada hacia dentro y preguntarse: ¿Quien es este yo que siento ser y que papel juega en todo esto? Solamente comenzando este proceso de búsqueda la vida se va llenando de sentido hasta hacerse plena. Por eso Jesús enseño: «Busca primero el Reino de los cielos en tu interior y el resto se te dará por añadidura». Dice busca, no encuentra. Este mismo proceso de búsqueda conduce, a través de un proceso, a la plenitud.

Lee los pensamientos dedicados a este día en la página 231 de Respuestas al corazón después de tu práctica de meditación. Si no tienes una práctica de meditación diseñada para ti puedes acceder a cualquiera de nuestros profesores o usar la técnica de meditación que describimos en este vínculo. Clica aquí.

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