Tu pequeño y “tontito” yo es el inseguro

Esta sección incluye un conjunto de herramientas cotidianas eficaces para hacer más dulce la vida actual y avanzar más rápidamente hacia días mejores.

23 de diciembre:

La protección que tenemos la construimos nosotros mismos.

Yo estoy en este momento protegido de algún problema o acontecimiento desafortunado. Bien; esto es debido a las energías desprendidas por mi karma, que me han llevado por una dirección distinta. Pero yo voy a pagar por mi karma de una forma o de otra.

Cuando rezamos para pedir protección a cualquiera y por cualquier cosa, esto proviene de un pensamiento lleno de deseos, nace más del miedo que de cualquier otro sentimiento. Solamente deseas protección si tienes miedo.

El miedo es el mayor obstáculo para la felicidad del hombre. El miedo es la causa de todas las desgracias que el hombre atrae sobre sí mismo.

¿Quién es el que realmente se siente inseguro? Nuestro pequeño y tontito yo. Pequeño, tontito, avaricioso, que quiere todo para él. Esa es la causa de todas las inseguridades.

Inseguridad con el amor, inseguridad con el dinero. Estas son las dos principales inseguridades que el hombre tiene.

El pequeño, tontito y miserable yo

Estamos estos días hablando bastante de nuestro pequeño “yo” y poco a poco, quizás, os vais familiarizando con las ideas que lo describen y que señalan esa realidad. El pequeño “yo” es el “yo soy ……..” y a continuación ahí añades la lista de cosas que asumes ser: del barsa, del madrid, catalán, vasco, inglés, religioso o ateo, etc..

Decimos todos estos “yo soy..” como  si nosotros hubiésemos tomado esa decisión, como si fuésemos, por decisión libre y soberana de lo que somos, del barsa por ejemplo. Sin embargo eso solo es una impresión en nuestra mente, un circuito condicionado que funciona de acuerdo a sus propias leyes de forma automática y donde el único margen de libertad que tienes es el de darte cuenta que tu no eres eso.

Naciste en Barcelona y tu padre era culé, o en Madrid y tu padre te llevaba los domingos al Bernabeu, o en Sevilla y en un clan de béticos. Esto imprimió en tu mente un circuito condicionado con el que, lo que eres, se ha identificado. Ese circuito condicionado no es otra cosa que una huella en tu mente, y tu te dices: “yo soy esta huella”, en vez de darte cuenta que “tu tienes esta huella”, o que tomas consciencia de lo que es en ti a través de esa huella, pero no eres la huella. A no ser que asumas que tu ser se limita a una huella azarosa.

Estas huellas, y todas las huellas que conforman tu personalidad, tus hábitos y comportamientos, tus reacciones; funcionan igual. Si eres del Barsa y el Madrid gana en el Nou Camp, el circuito responde haciéndote sentir mal, y lo hace siempre, aún y cuando ves más allá de la huella y sabes que tu no eres la huella, la huella sigue respondiendo igual.

Yo cuando gana el Madrid, el circuito que opera en la huella se alegra, y al revés, solo que al ver su funcionamiento, existo y soy más allá de éste y no me afecta. Al no identificarme con la respuesta automática de la huella, esta opera sin afectarme. Y lo mismo se puede decir del resto de huellas que operan en ti. Del resto de patrones y condicionamientos que has heredado y con el que, lo que es consciencia de si mismo en ti, se ha identificado.

En la búsqueda de su propia supervivencia, estas huellas se perpetúan a si mismas en base a mentiras o “verdades” no cuestionadas. Verdades asumidas que se sostienen en base a infinidad de mentiras, creando a un falso, tontito, miserable y egoísta pequeño “yo”. Un pequeño yo inseguro con respecto al dinero, la salud y el amor y centrado en si mismo y en su propia supervivencia como si fuese algo con existencia autónoma. Sin embargo solo estamos hablando de un saco de huellas que dentro de 150 años no recordará ni su propia familia, de la misma manera que tu no conoces a tus tatarabuelos.

Estas huellas no es lo que eres, lo que eres es lo que ha hecho posible esas huellas. Mañana es Noche Buena, mañana celebramos que hay algo profundamente enterrado en nuestro interior que es la luz que ve a través de esas huellas. Para hacer de esta realidad una experiencia en vez de una creencia, vamos a aprender a ver más allá de esas huellas inseguras que buscan la protección del dinero, del amante o de dios, que da igual. Sin embargo no necesitas ser protegido, sino trascendido.

Lee los pensamientos que para hoy trae Respuestas al corazón en la página 283 y contémplalos después de tu meditación. Que tus navidad mañana celebre no al pequeño y tontito yo, sino al niño-dios que llevas dentro y que hizo posible esas huellas en las que te identificas.

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